Qué visitar
El pueblo de Moriles no se visita en una mañana ni en una tarde. Hay que dedicarle tiempo a cada uno de los elementos patrimoniales que nos ofrece en un recorrido lleno de historias peculiares. Hay que contar, además, con el ratito de charla amena con algún que otro vecino dispuesto a resaltar los encantos de la tierra que le vio nacer.
En todos ellos está presente la huella del vino y desde todos ellos se puede acceder de manera fácil y rápida a los enclaves más destacados de la ruta de la Denominación de Origen. Moriles la lleva en la sangre, sangre dorada.

Fuente Vieja
El origen de la vida de Moriles está en el agua, el agua que manaba de una fuente de la que aún quedan vestigios, aunque se encuentren ocultos bajo la construcción actual.
Era tan importante la Fuente Vieja que provocó frecuentes litigios entre los señores de Aguilar y Lucena sobre la pertenencia de la misma a uno u otro señorío. De eso hace más de quinientos años, cuando se consideraba un punto estratégico como cruce de caminos y para el abastecimiento de personas y ganados. Todos la querían, además, por la bondad y riqueza de las tierras que la rodeaban.
En los primeros años de la aldea de Zapateros ya existía el Llano de la Fuente, encrucijada de caminos.
Fue durante mucho tiempo el único abastecimiento de agua para viajeros y habitantes de Zapateros y, más tarde, de Moriles. Aquí se estableció el lavadero público de la aldea, que los mayores aún recuerdan en pleno funcionamiento a mediados del siglo XX. También se construyó aquí el edificio del matadero municipal.
La nueva fuente, renovada, recuerda a todos que Moriles nació del agua a la vida de la historia.

Iglesia de San Jerónimo
En Moriles se puede visitar una elegante iglesia de estilo neoclásico. Es la parroquia de San Jerónimo y está justo en el centro del pueblo. Entramos en la casa de la Virgen del Rosario.
El templo se construyó en el año 1818 y posteriormente fue reformado y ampliado. Nada más llegar vemos la fachada, sencilla, con una pequeña cruz y dos vidrieras modernas que iluminan varias capillas.
En el interior encontramos tres naves y, si nos fijamos bien, vemos que las laterales se dividen a su vez en pequeñas capillas.
El retablo mayor se sitúa en la cabecera. Se trata de una obra fechada en 1674, y realizada en madera tallada, dorada y policromada. En la calle central localizamos una gran hornacina con decoración rococó.
Es muy importante que el retablo luzca en todo su esplendor porque es el hogar de la patrona de la localidad: la Virgen del Rosario.
Pero la patrona no está sola. Le acompañan pinturas de Santa Justa, Santa Rufina o San Jerónimo y esculturas de Jesús Nazareno, la Virgen de la Soledad, San Isidro Labrador, la Virgen de Fátima o el Santo Entierro.
El interior, ya ven, es mucho más rico de lo que se adivina al ver la fachada.

Llano de la Posada
Ya no está la posada, pero sí el Llano. Los vecinos y vecinas de Moriles prefieren llamarle El “Llanete»
Hasta el padrón vecinal de 1865 nos aparece este típico rincón de Moriles con el nombre de Llano de Vistahermosa o Vistaalegre, al final de la actual calle Manuel López Aguilera.
Al ser sitio estratégico, se construyó la primera posada en la aldea y sería para alojar tanto a huéspedes como a bestias. Llegaba hasta la calle Monturque, es decir, una posada de grandes dimensiones por lo que se hospedaría probablemente un número considerable de gente.
Actualmente no queda resto alguno porque fue totalmente derruida.
Posteriormente, este llano sirvió como lugar de encuentro donde los vecinos se reunían para conversar de sus quehaceres y las mocitas en las noches se dejaban galantear por los mozos del pueblo.
Los morilenses llaman a la zona «el Llanete». Sobre los 80 se hizo la placita que se puede observar en la actualidad, elevándose unos metros; y hace unos años, se hicieron algunas obras de accesibilidad y adecentamiento.

Plaza de la Constitución
Centro de la vida social, ha sido testigo de momentos históricos y ha resistido los vaivenes políticos, pero quizás lo que más llame la atención del viajero sea su diseño.
Cuatro zonas con empedrado gris y blanco que representan los símbolos del pueblo: las uvas, las copas, las botellas y el escudo de la Villa. Es la “alfombra” que cubre esta céntrica plaza. Aquí está también el monumento a la independencia de Moriles sobre Aguilar de la Frontera y aquí se celebró ese hito allá por el año 1912.
La plaza de la Constitución ha cambiado mucho de nombre. Ha sido Plaza del 18 de junio, Paseo de San Jerónimo, Paseo de Pablo Iglesias y Paseo del Generalísimo, hasta quedarse con su denominación actual.
Sus usos también han cambiado. Ha sido recinto ferial, ha albergado un palco de la música y el mercado municipal.
Sin embargo, para todos los morilenses esta plaza siempre será “El Paseo”, lugar de fiesta y celebración, un punto de referencia donde todos tienen recuerdos inolvidables.

Callejón de los Muertos
Camino del último adiós
En la Avenida de Andalucía hay un pasaje de curioso nombre: el Callejón de los Muertos. Los lugareños lo llaman así por porque tanto el antiguo cementerio como la antigua iglesia se ubicaban en esta zona. ¿Se atreven a pasar por él?
Antigua Posada
Junto a la plaza de abastos
Justo detrás de la plaza de Abastos vemos una casa de fachada aparentemente normal pero que guarda en su interior uno de los rincones más emblemáticos: una antigua posada. Hace 400 años fue lagar y perteneció al Marqués de Senda Blanca. Los siguientes propietarios la convirtieron en posada y así se mantuvo hasta finales de los años setenta.
Se conservan intactas cuatro habitaciones, las cuadras del patio y una cruz. En su interior hay una pequeña bodega con unos conos que tienen una curiosa forma cuadrada para aprovechar mejor el espacio.
Al tratarse de una vivienda privada, no es visitable actualmente.
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