Gastronomía

En Moriles, el vino siempre preside la mesa. Si hablamos de gastronomía, es una pieza clave. Es un vino fino, amargoso, de color oro pálido y muy aromático, con el que se puede acompañar cualquier plato, pero sobre todo está indicado para tomarlo con el aperitivo.

Y no sólo acompaña. También es ingrediente fundamental de muchas de esas recetas que se han transmitido de generación en generación.

Sopa de Gato

La sopa de gato se elabora con rebanadas de pan, aceite crudo, sal y sofrito en lenta cocción. A la hora de servirla se acompaña de uvas dulces.

El bacalao

El bacalao se convierte en protagonista los viernes de Cuaresma. Son muchos los morilenses que siguen manteniendo la tradición de la abstinencia esos días. Por eso se elaboran en muchas casas guisos con patatas, fideos y bacalao; arroz, papas y bacalao; o las patatas con garbanzos y bacalao. Por Semana Santa, las cofradías también cocinan potajes con bacalao frito.

Otro plato tradicional por estos lares son las naranjas “picás” con bacalao, aceite y cebolleta.

Albóndigas de pescado

Una alternativa para el bacalao en tiempos de Cuaresma son las albóndigas de pescado, en sus diferentes versiones.

Picaíllo de tomate

Cuando llega el calor a la Campiña Sur cordobesa el comensal busca platos fríos. Entre los más típicos destaca el “picaíllo” de tomate, al que se le echa huevo duro y abundante aceite. Una curiosidad: en tiempos antiguos este plato se lo llevaban los trabajadores al campo con los condimentos metidos en una caña. Y un aviso: es prácticamente imposible no mojar pan.

Un salmorejo peculiar

El salmorejo se elabora en toda la provincia de Córdoba, sobre todo en verano, pero en Moriles la guarnición es diferente: cascos de tomate, pimiento verde y jamón. Se suele acompañar, además, con patatas fritas gruesas.

Las flamencas

Al igual que ocurre con el salmorejo, los morilenses también tienen una versión alternativa para los flamenquines. Las llaman flamencas. Se preparan igual, pero en su interior llevan gambas en lugar de jamón.

Sardinas

El refranero popular dice que “Día de agua, día de sardinas”, así que en Moriles, cuando llueve, los amigos optan por reunirse en casa para tomar sardinas asadas con vino.

Matanza casera

El día de la Candelaria (2 de febrero) también es una cita gastronómica para los vecinos de este pueblo. Junto a las hogueras que se encienden con los restos de la poda de los olivos se degustan productos de las matanzas caseras. Y para pasarlos mejor, un buen vino de Moriles.

La uva en dulce

Como postre, la uva se consume tal cual, como fruta del tiempo, pero su zumo sin fermentar, el mosto, da lugar, además, a dos tipos de postre muy típicos de la localidad: las gachas de mosto y el arrope.

-Las gachas se elaboran con harina, agua, azúcar y un poco de leche. Se le añaden “cuscurrones” de pan frito. Cada morilense le da después su toque con especias aromáticas, adornos y otras lindezas gastronómicas. La tradición manda que se preparen para el día de Todos los Santos junto con otra variedad: las gachas de café. Pero aún se puede dar un paso más en el mundo de las gachas y elaborarlas con mosto. En este caso se degustan en la época de la vendimia.

-El arrope es el resultado de hervir mosto sin fermentar hasta conseguir un almíbar viscoso y acaramelado. Con él se suelen acompañar muchos postres.

Más postres caseros

Cuando llega la Navidad es habitual encontrar en las cocinas de muchos hogares tortillas de manteca, roscos de vino, roscos de anís y milindres.

Por Semana Santa son típicos los mostachones, los roscos de galleta, los pestiños y las magdalenas caseras.

Roscas con chocolate

Bendecidas y acompañadas de chocolate. Así se comen en Moriles las roscas de pan en el día de San Blas, que se celebra el 3 de febrero. Es opción típica para la merienda en esas fechas.

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